La “Thrilla in Manila” es considerada una de las peleas más emblemáticas en la historia del boxeo. La tercera y última confrontación entre Muhammad Ali y Joe Frazier, celebrada el 1 de octubre de 1975 en Manila, Filipinas, fue un enfrentamiento épico que selló la leyenda de la trilogía Ali-Frazier.
La rivalidad entre Ali y Frazier comenzó en 1971, cuando Frazier derrotó a Ali por decisión unánime en Nueva York. La revancha llegó en 1974, y Ali se impuso por decisión unánime. La tercera pelea sería la definitiva.
El escenario estaba listo en el Estadio Araneta de Manila. El calor y la humedad eran agobiantes, pero ambos boxeadores estaban preparados para dar todo. Frazier, conocido por su estilo agresivo, buscaba demostrar su superioridad física. Ali, con su velocidad y precisión, pretendía demostrar su dominio técnico.
La pelea comenzó con un ritmo frenético. Frazier presionaba constantemente, mientras Ali utilizaba su jab para mantener la distancia. En el quinto asalto, Ali comenzó a tomar control, conectando golpes precisos que dejaron a Frazier tambaleándose.
El calor y la fatiga comenzaron a afectar a ambos boxeadores. En el décimo asalto, Frazier estaba casi ciego por la hinchazón en sus ojos. Su entrenador, Eddie Futch, preocupado por la salud de su pupiló, decidió detener la pelea antes del inicio del décimo quinto asalto.
¿Qué representa la función “Thrilla in Manila”?
La victoria por TKO de Muhammad Ali selló su dominio en la trilogía. La “Thrilla in Manila” es recordada como una de las peleas más brutales y emocionantes de la historia. Ambos boxeadores demostraron su valentía y resistencia en condiciones extremas.
La trilogía Ali-Frazier es considerada una de las más grandes en la historia del boxeo. Tres peleas, tres historias, tres lecciones de grandeza y resiliencia. La rivalidad entre Ali y Frazier trascendió el deporte, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la supremacía y el respeto.
La “Thrilla in Manila” es un recordatorio de que, en el boxeo, la grandeza no se mide solo por victorias o derrotas, sino por la valentía y la determinación de quienes suben al ring.
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